La traducción verde: el impacto de la IA y el sector de la traducción

Es innegable: la IA se está abriendo paso en nuestras vidas a pasos agigantados. La IA está revolucionando todos los sectores y su uso e influencia están calando en todos los ámbitos de la sociedad. Uno de los aspectos de la IA que suele pasar desapercibido es su impacto ambiental, ya sea negativo o positivo: puede usarse para acelerar el desarrollo de soluciones más sostenibles, pero al mismo tiempo consume una gran cantidad de recursos…  En este artículo, indagaremos en esta cuestión y veremos por qué es importante en el sector de la traducción.

La IA ofrece un fantástico potencial para promover la sostenibilidad si se utiliza de forma estratégica. Su capacidad para procesar grandes cantidades de datos puede aprovecharse para analizar y predecir fenómenos relacionados con el cambio climático, como el deshielo de los glaciares, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y el aumento del nivel del mar, así como contribuir a la agricultura sostenible, mejorar la gestión de residuos y crear redes energéticas más inteligentes. Sin embargo, entrenar a la IA consume mucha energía y enormes cantidades de electricidad, a menudo procedente de la quema de combustibles fósiles con la consiguiente emisión de gases de efecto invernadero. Según un artículo publicado en la revista Harvard Business Review, la demanda de energía de la IA en todo el mundo aumentará tanto que, en 2026, superará el consumo anual de electricidad de un país del tamaño de Bélgica. Además de generar residuos electrónicos que suelen contener sustancias peligrosas, las infraestructuras necesarias para la IA consumen una gran cantidad de agua –lo que supone un grave problema cuando una cuarta parte de la población mundial no tiene acceso a agua potable. Chile, por ejemplo, está atravesando una sequía de más de 15 años que podría verse agravada por la proliferación de centros de datos en el país. Por todo ello, resulta fundamental encontrar soluciones sostenibles que permitan mitigar estos impactos. Recurrir a fuentes de energía renovables, como las granjas solares, crear algoritmos más eficientes energéticamente y reciclar los componentes electrónicos son algunas soluciones para sacar el máximo partido a la IA sin comprometer el futuro de nuestro planeta.  

Con avances como la traducción automática neuronal, que ofrece una eficacia y una precisión sin precedentes, la industria de la traducción es uno de los muchos sectores que se han beneficiado de las ventajas de la IA. Las herramientas informáticas basadas en IA han transformado radicalmente el sector, reduciendo los costes y los plazos, y aumentando la accesibilidad y la eficacia en general. Los traductores pueden ahora dedicar más atención a los matices y aspectos más sutiles del lenguaje, que requieren la intervención humana, mientras que la IA se ocupa de las tareas más repetitivas. Además, las herramientas de traducción basadas en IA pueden ayudar a derribar las barreras lingüísticas, facilitando la colaboración internacional, incluyendo entre grupos y activistas de acción climática:  por ejemplo, la plataforma Translation Hub de Google ayudó enormemente a ampliar la capacidad de Climate Cardinals, cuyos voluntarios se dedican a traducir información sobre el clima a más de 100 idiomas para concienciar y mejorar el conocimiento sobre el tema en todo el mundo. Dicho esto, el desarrollo y el funcionamiento de servicios como Google Translate y DeepL implican unos altos costes computacionales, por lo que hemos de ser conscientes del impacto ambiental de estos continuos avances.

En conclusión, la IA plantea una serie de retos, pero también tiene un enorme potencial y ofrece una increíble oportunidad para todos sectores. El objetivo es, por tanto, aprovechar al máximo su capacidad sin poner en riesgo el medioambiente. Al mismo tiempo que nos beneficiamos de las grandes ventajas de la IA, el sector de la traducción tiene la responsabilidad de adoptar innovaciones que no perjudiquen al planeta. Resulta esencial explorar formas sostenibles de desarrollar la IA, para beneficiarnos de sus ventajas al tiempo que recudimos su huella ecológica y garantizamos el futuro de nuestro planeta.