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La trayectoria de una traductora profesional

Publicado el 17/04/2018

Cloé Crétal traductora francesa

Cloé Crétal

Traductora de inglés y español al francés, gestora de proyecto

 

Lugar de nacimiento: Lille, Francia.

¿Por qué decidiste dedicarte a la traducción?

Vengo de una familia 100 % francófona, así que no puede decirse que haya heredado un gen políglota. Pero, bueno, no hace falta llevarlo en la sangre. La pasión por los idiomas nace de los encuentros con otras personas, viajando, leyendo, viendo películas y escuchando música.

Diría que soy traductora para hacer de puente entre las culturas y las personas. Para crear un diálogo, una conexión, un intercambio entre personas, instituciones y empresas que desean compartir ideas, pero que no comparten el mismo idioma. El traductor canaliza el mensaje y hace posible la magia de la comunicación.

 

¿Cuándo y cómo aprendiste inglés y español?

Estudié ambos idiomas en el colegio y en el instituto, lo normal, vaya. De hecho, debería agradecer en primer lugar, al menos en lo que respecta a mis bases lingüísticas… ¡al sistema de educación francés! (¡increíble, pero cierto!).

Más tarde, perfeccioné mis conocimientos de inglés y español en el ISIT de París, por supuesto, pero también a través de muchos cursos y largas temporadas en el extranjero. Para aprender idiomas, no hay nada como una inmersión en el país, en contacto con la gente local y su cultura. Aunque también apliqué los típicos consejos que se dan a todo aquel que quiera aventurarse en el aprendizaje de una lengua extranjera: leer, escuchar música, la radio, ver películas, series, etc.

 

¿Qué es lo que más te gusta de la traducción?

Soy curiosa por naturaleza, así que me gusta aprender siempre nuevas cosas. Algo que me viene muy bien porque para dedicarse a la traducción hay que tener mucha curiosidad y querer aprender todos los días. Sobre el método de elaboración del cava, las piezas del motor de un helicóptero o los métodos de gestión de una gran empresa internacional… ¡Temas muy variados sobre los que hay que documentarse a fondo!

Me gusta sobre todo la traducción audiovisual, una actividad que me parece tan divertida como exigente. Para dar tiempo al espectador a leer y disfrutar de la imagen, los subtítulos no deben sobrepasar un cierto número de caracteres (letras, espacios, puntuación). Hay que rebuscar en el baúl de las palabras para encontrar el término perfecto, en este caso, el más corto. En esto, el diccionario de sinónimos es un aliado perfecto. ¿Qué no te cabe el punto final en el subtítulo? Pues vuelta a empezar, hay que reformular la frase entera…

Me gusta el ejercicio mental que implica traducir. Para mí, el traductor es como un malabarista que pasa constantemente de un idioma a otro, de un tema a otro, dando mil y una vueltas a las frases para intentar siempre salir airoso. En este sentido, el traductor es también como un equilibrista: debe seguir el hilo del texto sin alejarse demasiado, no vaya a ser que caiga en los abismos del contrasentido o tropiece con un falso amigo.

 

¿Cuáles son los principales retos de la profesión?

1- Intentar mantener la calma cuando alguien te dice: “Tengo que traducir mi tesis sobre Los trastornos de la articulación temporomandibular. Voy a pedírselo a mi prima, que es bilingüe, ¡ha pasado dos meses en Australia este verano! La profesión de la traducción se aprende a través de formaciones específicas y la experiencia. Es como si vas a hacerte mirar una psoriasis, por ejemplo, con un alumno de tercer año que acaba de hacer unas prácticas de observación de una semana en la consulta de un pediatra… ¡No encargues tus traducciones al primer “bilingüe” que pase por ahí!

2- Demostrar que la inteligencia humana sigue siendo indispensable en el proceso de la traducción. En un momento en el que la profesión se ve “amenazada” por los avances de la inteligencia artificial, sobre todo con la mejora de los programas de traducción automática, resulta fundamental adaptarse a las evoluciones tecnológicas y aprovecharlas para suministrar un producto acabado impecable.

3- Conseguir que la persona que lea tu traducción tenga la impresión de haberlo escrito ella misma, en su idioma. Una buena traducción tiene que ser fluida y natural. Debe leerse sin trompicones y la presencia del traductor debe pasar desapercibida. Si no, ¡serás el primero a quien se dirigirán todos los dedos acusadores! En cierto modo, es una profesión en la sombra.

 

¿Cuál sería tu lugar de vacaciones ideal y por qué?

¡Francia! Pues sí, hace unos meses vivía en Argentina, en Navidad regresé a Francia para las vacaciones … ¡y al final me quedé! Así que puede decirse que ¡mi país es mi lugar de vacaciones ideal!

 

Para conocer a los demás miembros de la Casa de la Traducción, consulta el apartado “Quiénes somos

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