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5 parecidos entre la traducción y… ¿el baile?

Publicado el 22/03/2017

 

La traducción y el baile… en apariencia no hay dos actividades que se parezcan menos. Una requiere un gran ejercicio físico, mientras que la otra implica estar sentado frente a un ordenador. Cualquiera diría que en lo único que se parecen es en el ritmo incesante con el que los dedos repiquetean el teclado…

Sin embargo, se asemejan mucho más de lo que te piensas. Basta con examinar el arte de la traducción desde otra perspectiva…

  • Tanto el baile como la traducción requieren una gran destreza. Que alguien sea capaz de moverse no quiere decir que sepa bailar, y hablar uno o varios idiomas tampoco no significa saber traducir.  Al igual que los bailarines se pasan horas perfeccionando su expresión corporal, los traductores perfeccionan su expresión escrita tras años de práctica.
  • El baile se compone de diferentes estilos con características propias, como la danza contemporánea, el ballet, el break dance o el street jazz. La traducción también cubre una gran variedad de campos, desde la economía o el arte, hasta la historia o la política, pasando por la ciencia (por solo mencionar algunos). Cada campo requiere un estilo determinado y tiene su terminología y expresiones propias… ¡que difieren de un idioma a idioma!
  • Bailando pueden transmitirse emociones, sentimientos o personalidad; bailando se puede comunicar con el público y contar historias. La traducción también transmite ideas y conocimientos a personas que no comparten el mismo idioma.
  • El baile no conoce fronteras. Es un lenguaje corporal que permite la comunicación entre personas de cualquier país del mundo. El baile une a la gente. Como la traducción, que permite superar las barreras lingüísticas buscando la unidad y el entendimiento.
  • Detrás de la expresión artística de la danza se esconde un nivel de destreza técnica muy alto, que se rige por una serie de reglas a la hora de moverse y colocarse y que requiere entrenamiento y unos ejercicios y estiramientos previos. Lo que el público ve es tan solo el producto final. Lo mismo ocurre con la traducción, que sigue una serie de reglas gramaticales para dar sentido a las palabras. La misión del traductor consiste en entender y dominar estas reglas (de ambos idiomas, el de origen y el de destino) para hacer que el mensaje sea entendido sin esfuerzo por el lector.

Esperamos que os haya gustado este artículo, redactado para vosotros desde Burdeos.

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